sábado, agosto 26, 2006

RAZONAMIENTO A LAS VERDADES COMO PUÑOS 14/12/04

RAZONAMIENTO A LAS VERDADES COMO PUÑOS

Según leo en El País la vieja aspiración de los rifeños republicanos de trasladar los restos mortales de Abd el Krím a Axdir, su pueblo, se va a hacer realidad dentro de poco. Creo que muchos de sus actuales seguidores estarán contentos con la noticia, y más el personaje que hace años (ya teníamos democracia en España) pedía que una estatua del rebelde republicano marroquí estuviera en el centro de la Plaza de Armas de El Pueblo. Esa petición, aparte de ser una utopía absurda, y también una bufonada, dañaba la sensibilidad de muchos melillenses que aún conservaban en su memoria los hechos tan trágicos del verano de 1921. Muchos lectores de este periódico habrán tenido la ocasión de leer “Las Quince Verdades como Puños” y “En Clave de Réplica” escritas por el profesor don Manuel J. Alonso sobre la polémica suscitada por la “cooficialidad” de la lengua marroquí (no española), el Tamazigh, en nuestra ciudad. Otra petición utópica y absurda que nuestra democracia permite que la haga cualquiera de sus ciudadanos, aunque hayan sido de otra nacionalidad o sean oriundos de allende la frontera. A mí, por si cuela lo absurdo y lo utópico, me gustaría que en Melilla se implantara y fuese cooficial la lengua Romaní o Caló, ¿porqué no?. Se imaginan ustedes un colegio donde los niños aprendieran a llamar al reloj: peluco; a los ojos: zacais; al chaveílla: burnó; a entender o comprender las cosas: chanelar; al aceite: elampio; a la cartera: embea; a la navaja: churi; a la cama: piltra, etc. . Mi amigo Antonio, hijo de la señora Rosa, de la calle Castellón, se alegraría muchísimo que sus descendientes “chamullaran” (hablaran) la lengua de sus ancestros, que algunos entendidos creen que vinieron de Egipto hace muchos siglos (Tronco del Faraón). Y puestos a pedir también el Hebreo, no te jode, que también los descendientes de mi amigo Moisés tienen el derecho de aprenderlo en las escuelas de Melilla, pagadas por el Estado con los impuestos que pagamos todos. Y si no se pueden cooficializar estas lenguas, pues que promocionen la que el doctor Lázaro Luís Zamenof creó en 1887, lengua creada con la idea de que pudiese servir como lengua universal, me refiero al Esperanto; y si ésta es artificial hagámosla entre todos tan natural como la vida misma. Yo creo que las quince verdades del señor Alonso debieran ser lectura de cabecera para las personas que lo han denostado y ofendido para que así aprendan la historia de sus ancestros. Cuando he leído los dos artículos, con todos mis respetos al señor Alonso, me he tomado la libertad de hacerle un símil con los refranes castellanos: “Cantaclaro no tiene amigos”, o: “Boca de verdades, cien enemistades”. Estas personas, para adquirir un poco más de la cultura que poseen, también debieran enfrascarse en la lectura, entre otros autores, de David Wolman en su “Abd el Krím, La Guerra del Rif”; “Abd el Krím y el Protectorado” de José María Campos, “Datos para la Historia de Melilla” de Gabriel de Morales, y repasarse en la biblioteca algunos de los libros del que fuera Cronista Oficial de Melilla, don Francisco Mir Berlanga. De verdad que le sería muy esclarecedor leer a estos autores y no tomar a burla y a chacota las 15 verdades como puños que les hace el señor Alonso a las personas, según él, que le llaman “nazi”. Y de los otros 12 de su réplica les aconsejo los muy clarificadores puntos 4, 7, 11 y 12. En ellos podrán contrastar muchos datos históricos de la región vecina de Melilla, y además sin costarles un céntimo. En el reverso de la página leo las “perlas” peyorativas que una señora, educadora social, dice del señor Alonso: “Parece que la edad ha acentuado su animadversión hacia nosotros los <marroquíes-no-melillenses-por-benevolencia-nacionalizados…….>”. Esta señora dice que Melilla necesita de una educación social; pues claro, mujer, y también de moral, y de ética, y de respeto hacia los que discrepan y no opinan como tu vecino, y todo lo que hace falta para la normal convivencia; pero eso no es nuevo, lo que si es una falta de Educación Social (en mayúsculas) es leer los dos artículos documentados del señor Alonso y que le provoque divertimento y una patética risa por un lado y por otro decir la falacia de que este profesor enseña implícitamente: “ el <valor> de la intolerancia, el racismo y el fomento de la asimilación cultural y educativa, etc.”. A mí, y creo que a muchas personas bien pensantes nos ha enriquecido culturalmente y no he notado ni una línea de intolerancia ni de racismo en los dos artículos; lo que sí he podido deducir es que estaba un pelín mosqueado, y con razón, así cualquiera. No sé la edad del señor Alonso, ni tengo el placer de conocerlo; ya me gustaría leer sus publicaciones, lo que sí me parece una falta de respeto es que se descalifique a una persona por los años vividos y que dice la verdad educadamente con la contundencia histórica, o sea, como un puño, porque imagino que siendo catedrático en la Universidad tiene capacidad para enseñar y el rigor para decir esas verdades sin llegar a sacar el dedo corazón del mismo puño y apuntarlo hacia el cielo añíl de Melilla, como hubiera hecho otra persona cabreada. Dicen que un vaso medio vacío es también un vaso medio lleno, pero una mentira a medias, de ninguna manera es una media verdad. En el Diccionario Espasa podemos leer un refrán que dice: “Una mentira, de ciento tira”; y como todo refrán tiene su explicación que más o menos quiere decir que mentir es una fatal consecuencia, porque para hacer creíble el engaño hay que ensartarlo con otros varios, porque si no te aplican lo del cojo y el embuste, que a éste se coje antes que a aquél.. Por eso dice la máxima latina: “Quien miente en una cosa, faltaría a la verdad en todas”. Yo les digo a estas personas faltonas (por lo de faltar el respeto) que se dejen de tanta demagogia y no se avergüencen de someterse a las Leyes (Constitución y Estatuto de Autonomia de Melilla) y también del que sabe más que ellos, como es el señor Alonso.
Reciban un cordial saludo.

Juan J. Aranda
Málaga