sábado, agosto 26, 2006

UNA DE EFEMERIDES Y CONMEMORACIONES 13/10/04

UNA DE EFEMERIDES Y CONMEMORACIONES

Francisco Roldán, mi bueno y noble amigo Paco, hace unos días me llamó por teléfono con esa risa sana y campechana que te contagia para decirme que tenía la fotografía de la banda de música que este periódico ha publicado recientemente en la que los dos estamos en primera fila; él con el bajo y yo con el trombón de pistones: banda de los flechas de la Falange, una organización política (que no se olvide). La conversación giró en torno a nuestras vivencias de cuando éramos unos andarríos, como nos llamaba mi abuela, calzando pantalones cortos y con los zapatos de goma que nuestras madres, la suya Concha y la mía María, amigas ellas, solían comprar en la zapatería “El Camello” de la calle Margallo; zapatos que apenas andabas unos metros y debido al sudor y a las carreras parecían, con el chapoteo, que llevabas medio litro de agua en cada uno. Eran los años en los que una señora de la calle Duque de la Torre se creía que un agnóstico era un enfermo como el que tenía la tuberculosis, o el misionero que llamaba a las putas: señoritas de virtud fácil. Y poniéndonos más serios era también el del silencio político y de las crueles posguerras: la civil, la muy cabrona, que aún coleaba con toda su mala leche, y de la mundial donde no nos dejaron entrar en el famoso Plan Marchall porque, como dijo alguien durante la Primera Gran Guerra de 1914-1918: “Ni podemos, ni tenemos, ni debemos”; más o menos como debió decirle el señor “Cid Empecinado” Aznar a su amigo Busch cuando lo de Irak. Lo de “Cid” es metamorfosear, más bien copiar, a Santiago Anglada que da al ex-Presidente una fantástica réplica magistral y perfecta de lo que fue la Historia de España en la Época Musulmana. Lo de “Empecinado” es de mi cosecha, y si no me equivoco lo es también de muchos de ustedes. Muchos recordarán aquéllos quesos cuadrilongos donde se veían dos manos saludándose, y de la leche en polvo, de la que más de un niño se cagarruzaba vivo por las piernas abajo apenas su pequeño y vacío estómago recibían esos alimentos a la entrada al colegio. Y ustedes se preguntarán qué quiere decir este con tanta posguerra, silencio político, hambre y zarandajas casposas que hoy en día ya ni nos acordamos, y menos los que nacieron en los años en que vino a la vida la ansiada Democracia. Bien, todo esto viene a cuento porque he leído en este periódico varios artículos referentes a las celebraciones en recuerdo de un hecho histórico, no político, como es la Conquista de Melilla hace ahora 507 años, y nosotros, la banda de los flechas en la que mis amigos Paco Roldán, mi primo Juan Galván, Hilario, Castillo, Manolín, Luís Jiménez y sus hermanos Pepe, Antonio y Rogelio, y tantos otros que tocábamos bajo la batuta de don Julio, amenizábamos cada año por esa fecha en el templete del Parque Hernández con partituras de zarzuelas y pasacalles conmemorando la Conquista de Melilla. Los vestigios (escudos y banderas) de la II República, a pesar de que Franco mandaba en España como en un cuartel al toque de clarín a la hora del famoso Parte se podían admirar, y aún se pueden ver en el Monumento a los Héroes en la Plaza de España, también en el frontispicio de la puerta del Casino Militar y en la placa de la calle Millán Astray. Toda esa impronta está ahí y también en los libros de historia para que sepamos lo que ocurrió entonces. Como bien dice Juan Sierra: el 14 de abril se celebró durante los años que duró la efímera República, y el 18 de julio con sus boatos y parafernalias guerreras se hicieron hasta que a Franco se le olvidó de respirar. Los políticos, que siempre barren para su casa, ¡pero qué listos son algunos de ellos, joder!, en este caso el que desea que esa conmemoración se celebre el 13 de marzo, día en que se aprobó el Estatuto Autonómico de Melilla, le digo como Juan Sierra: el día 13 de marzo es político, donde mañana se pueden cambiar esos estatutos por otros más acordes con los tiempos; y el 17 de septiembre es la fecha histórica más emblemática de nuestra ciudad porque fue cuando ésta se conquistó para España. Por favor no confundamos el culo con el tiempo de ayuno, que es una témpora, que ya están bien definidos los dos. Claro que cuando se acerca esta fecha suele escocer a mucha gente que no sienten la españolidad de Melilla; pues que se rasquen en las fuentes de nuestra Historia o se echen pomada antiurticaria. A estos les llamo: “españoles descafeinados”. Mi amigo Juan dice que es como alguien que te encuentras en un tramo de una escalera y no sabes si sube o baja. Don Antonio Cánovas del Castillo, que era de derechas, dijo una vez: “ Con la Patria se está con razón o sin ella”. Más o menos es a lo que al refrán que dice: “A tu patria y a tu rey, tenles ley”. En este caso es el respeto que debes a la Historia de tu ciudad, a pesar de haber sido a veces baqueteada y maltratada, y porque gracias a esa efeméride y a los que murieron por ella durante estos 507 años, tú puedes plantear esa estulticia donde te de la gana porque nuestra Constitución te ampara, y también andar hoy libremente por sus calles tan españolas como las de mi barrio de Málaga.
Otro gran político de izquierdas como lo fue don Manuel Azaña y Díaz decía: “Habría que cambiar el sistema tan nuestro de censurar todo lo que vemos en el contrario político por una alentadora cordialidad y con afirmaciones de esperanza”. Yo, con mi humilde voto, digo que sigamos conmemorando cada 17 de septiembre que es España como lo venimos haciendo desde hace 507 años.
“Si no puedes lo que quieres, quiere lo que puedes”. Proverbio español que viene a aconsejar que se debe conformar uno con lo que tiene y no a aspirar a algo mejor cuando ello es un imposible.


Reciban un cordial saludo.