sábado, agosto 26, 2006

RECONOCIMIENTO 30/10/04

RECONOCIMIENTO A LOS ANTIGUOS Y ACTUALES DIRIGENTES DE LA ASOCIACION DE ESTUDIOS MELILLENSES

Ustedes dirán que soy un poco pesado en mis planteamientos de mis escritos, más bien reivindicaciones. Me refiero a la precaria situación económica en que se encuentra nuestra Asociación de Estudios Melillenses, y digo nuestra porque es de todos los melillenses, al menos de los que sentimos los colores de nuestra ciudad, de nuestra Historia, de la que todos nos debemos sentir orgullosos de pertenecer a ella.
En primer lugar a la A. E. M. le hace falta que el cupo de socios sea incrementado por el máximo número de personas, todas ellas amantes de nuestra Historia. Que los políticos que aún no son socios que no tarden en solicitar la inscripción para aquéllos que les siguen en la escala política de mando lo hagan también; como una especie de predicar con el ejemplo, y mira que buen ejemplo sería si un político de nueva hornada “obligara” a conocidos, afiliados y amigos a participar en una institución tan cultural como es la A.E.M. . Con todo mi cariño yo animo al Cuerpo de Correos (mi gente durante cuarenta años) a que se hagan socios; a los militares que sientan esa llamada de la Historia tan unida a ellos desde que Pedro de Estopiñán puso sus piés en El Pueblo; a todos los funcionarios, profesores y alumnos, incluyendo a los miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad, aunque muchos de ellos ya lo son y desde hace tiempo. Me refiero a los que ignoran la existencia de nuestra asociación. A todos ellos, desde estas páginas les invito a que acudan los sábados por la tarde al Torreón de San Juan nº 8, en El Pueblo.
A los actuales socios, que por olvido o desidia sin mala intención y sin malicia alguna, se están olvidando de pagar las cuotas, hagan todo lo posible de dar los datos bancarios al encargado del cobro de las mismas para así ponerse al corriente. Todo el mundo sabe lo coñazo que es cobrar una cuota anual, sí señores han leído bien, es anual, y de solo 15 euros por medio de un recibito, cuando lo más lógico sería domiciliarlo por banco y quitarse esa pejiguera. Verán ustedes: el señor Cazorla, actual presidente, me comentaba que el dinero recaudado cada mes apenas llega para la limpieza del local, y yo me pregunto: ¿cómo hacía el anterior presidente para que éste estuviera siempre en perfecto estado de revista?; conociendo a José Luís Blasco la respuesta es bien sencilla, y era que el mismo José Luís, tan buena gente que es, y con su altruismo tan bondadoso abonaba esos gastos; y todo era por su amor a nuestra ciudad, a nuestra Historia con mayúsculas, lo mismo que están haciendo los que le han sucedido en el cargo, como Jesús Miguel Saez, como presidente o Miguel Angel Roldán, como vicepresidente, entre otros.
Cuando le pregunté a Jesús Miguel Saez porqué las instituciones públicas no financiaban algunos gastos de la A. E. M. me respondió que estas autoridades no pagan nada sin antes esta Institución no está al corriente de sus cuotas. O sea que si nosotros los socios, en este caso los que no pagan y figuran como tales, no se ponen al corriente, las autoridades no endiñan ni un céntimo. Así está la cosa de oscura. Cuando estos socios se apliquen el parche y se pongan al corriente de sus pagos, ya que por culpa de ellos las autoridades no ayudan hasta que las cuentas estén saneadas y al día, la A.E.M. no recibirá nada más que sonrisas, felicitaciones y fotos de entregas de placas, y pare usted de contar, porque lo que son los billetes de euros para que se pueda investigar y celebrar coloquios para estudiar nuestra Historia, lo que envían los socios de todas partes, revisar las novedades bibliográficas, y tantas cosas que se hacen dentro de esas centenarias murallas de San Juan, no llegarán, y repito y me reitero, aunque sea muy pesado (me importa un cigoto) no tendremos ni un puto céntimo. Y de paso también si a los honoríficos se les ablanda el bolsillo, pues miel sobre hojuelas, que tampoco es tanto, ya que muy bien se podrían desprender de esa mísera cantidad. Lo que se paga al año es menos de lo que cuestan unas cañas entre dos amigos. Así de simple y llana está la cosa, queridos socios y futuros ídem.
Como dice Antonio Bravo, actual Cronista oficial de la Ciudad, a mí me gustaría poder decir a los cuatro vientos desde esta ciudad de Málaga que Melilla es declarada Patrimonio de la Humanidad. Merecimientos los tiene y entre todos, cada uno desde su puesto, tenemos el deber de lograrlo.
Reciban un cordial saludo.

Juan J. Aranda
Málaga octubre de 2004