Réplica a un dislate y perenne reclamación 05/08/2004
RÉPLICA A UN DISLATE Y PERENNE RECLAMACION
“Otra vez está Marruecos pidiendo que España le <devuelva> tu pueblo”. Esta frase me la dijo un buen amigo que la leyó en ABC. Yo como es natural me sonreí en plan sardónico, pero con muy mala leche, claro está, matizándole la palabra: “devolver”, diciéndole que nunca se puede devolver a alguien (Marruecos) una cosa que jamás tuvo, en este caso nuestra ciudad y su hermana Ceuta. Como ustedes saben existen compatriotas peninsulares, entre ellos este amigo, que por circunstancias de haber leído poco al respecto ignoran gran parte de la Historia de España tan ligada a nuestra ciudad conociendo a esta solamente por sus guerras del siglo pasado, que fueron las que más ruido y víctimas tuvieron, y también por haber sido la “Adelantada del Movimiento” de la dictadura de Franco que no fue esta solamente dura sino duradera (40 años); pero lo más doloroso, y si me apuran diría que una injusticia sangrante, es que muchos de los nacidos en nuestras dos ciudades, al mismo tiempo que desconocen su Historia también ignoran, por ejemplo, el origen del nombre de la calle en que viven o que han nacido. Desconocen el motivo que las autoridades de entonces dieron los nombres de Hernández y Lobera a los pulmones ajardinados tan hermosos que tenemos en la ciudad. Porqué son llamados con nombres tan peculiares por ejemplo, los barrios: Mantelete, Cabrerizas, Ataque Seco, Tesorillo o el Del Real. También sobre el tesoro de la arquitectura neoclásica o modernista que podemos admirar en sus calles; ¿quiénes fueron sus arquitectos o promotores?. Hoy en día gracias a la labor de unas personas enamoradas de nuestra Historia y de la idiosincrasia tan nuestra, acrisolada de todos los rincones de la Península, como lo fueron Gabriel de Morales, Rafael Fernández de Castro y Mir Berlanga, y los actuales Moga Romero, Bravo Nieto, Blasco López, y tantos otros que la tratan con tanto esmero y cuidado como si fueran hojas marchitas para que no se deshojen al menor contacto. Todo esto lo podemos hallar en los libros y revistas que existen sobre Melilla, y ahora que tenemos una biblioteca climatizada donde se está a gusto y con agua para beber (eso espero), también fresquita solicitada por el grupo de poetas de este periódico, se pueden consultar los libros de estos prestigiosos autores.
Mi romanticismo, llamémosle amor hacia nuestra ciudad y a todo lo que le rodea, me hace ser un pelín más crítico que muchos residentes en la ciudad. Pienso que será por la lejanía desde esta orilla malagueña que la observo con diferente matiz. También porque aun no se me ha caído el “pelo de la dehesa”, que lo llevo con el orgullo de hijo bien nacido de la Ciudad. El caso es que se me revuelven las entretelas cada vez que oigo palabras de entreguismo, que no-devolución, que quede claro, sean del calibre y la medida que las pronuncien, en este caso han sido las del ministro marroquí Dris Yetú: “Suscitaremos de nuevo la cuestión de Ceuta y Melilla, pero sin agresividad”. Yo creo que lo que suscitan en nosotros las autoridades marroquíes, cada vez que hacen estas reclamaciones, es antipatía y repulsa; yo al menos así me siento: jodido. Y ahora y poniéndonos serios, qué le vamos a decir desde el fondo de nuestras almas a todos los que están enterrados en La Purísima; los que reposan bajo las viejas lápidas llenas de heroísmo en defensa de la ciudad que hoy disfrutamos. Luis de Sotomayor, cae muerto en marzo de 1632; Carlos Ramírez de rellano cae muerto por decapitación en julio de 1646; Francisco López Moreno cae muerto en octubre de 1687; Alonso de Guevara y Vasconcello cae muerto en la Plaza en marzo de 1732; en julio de 1779 el Teniente Miguel Zazo cae en una emboscada en la playa de San Lorenzo. Como habrán observado los nombres de todos estos héroes están rotulados en las calles de la ciudad, siendo solo una muestra de todos los que cayeron junto a ellos. Y aunque parezca una arenga para algunos, que me importa un cigoto, yo le llamaría una pequeña argumentación histórica, y porqué no patriótica, si de lo que estamos hablando es de nuestros héroes. Para saber y comprender varios de los Tratados (con mayúsculas) que España ha tenido a lo largo de la Historia con Marruecos les recomiendo, entre otros, la lectura de “Datos para la Historia 1497-1907” de Gabriel de Morales, y todos los que escribió Mir Berlanga. En la carta que el General O´Donnell envió a nuestro Ministro de Estado Interino después de la rendición en Wad Ras el 25 de marzo de 1860 de Muley Abbas; después del preámbulo, entre otras cosas le comunica: “..... En la conferencia fueron sucesivamente aceptadas todas las condiciones. La insistencia con que pedía la paz, su elevada condición de Califa y la dignidad con que soporta su desgraciada suerte me movieron a rebajar a 20 millones de duros de indemnización; no me pareció generoso para mi Patria humillar a su enemigo, que si se reconoce vencido dista mucho de ser despreciable......” . Fíjense el rasgo de nobleza que tuvo don Leopoldo O´Donnell y Jorris; pues así desde que somos vecinos, o sea, toda la vida. Pues eso, que el señor Yetú se repase este Tratado de nueve artículos y también el Acta de Demarcación de las dos ciudades que se firmó en Tánger el 26 de junio de 1862.
Reciban un saludo.
Juan J. Aranda
Málaga 5 de agosto de 2004
“Otra vez está Marruecos pidiendo que España le <devuelva> tu pueblo”. Esta frase me la dijo un buen amigo que la leyó en ABC. Yo como es natural me sonreí en plan sardónico, pero con muy mala leche, claro está, matizándole la palabra: “devolver”, diciéndole que nunca se puede devolver a alguien (Marruecos) una cosa que jamás tuvo, en este caso nuestra ciudad y su hermana Ceuta. Como ustedes saben existen compatriotas peninsulares, entre ellos este amigo, que por circunstancias de haber leído poco al respecto ignoran gran parte de la Historia de España tan ligada a nuestra ciudad conociendo a esta solamente por sus guerras del siglo pasado, que fueron las que más ruido y víctimas tuvieron, y también por haber sido la “Adelantada del Movimiento” de la dictadura de Franco que no fue esta solamente dura sino duradera (40 años); pero lo más doloroso, y si me apuran diría que una injusticia sangrante, es que muchos de los nacidos en nuestras dos ciudades, al mismo tiempo que desconocen su Historia también ignoran, por ejemplo, el origen del nombre de la calle en que viven o que han nacido. Desconocen el motivo que las autoridades de entonces dieron los nombres de Hernández y Lobera a los pulmones ajardinados tan hermosos que tenemos en la ciudad. Porqué son llamados con nombres tan peculiares por ejemplo, los barrios: Mantelete, Cabrerizas, Ataque Seco, Tesorillo o el Del Real. También sobre el tesoro de la arquitectura neoclásica o modernista que podemos admirar en sus calles; ¿quiénes fueron sus arquitectos o promotores?. Hoy en día gracias a la labor de unas personas enamoradas de nuestra Historia y de la idiosincrasia tan nuestra, acrisolada de todos los rincones de la Península, como lo fueron Gabriel de Morales, Rafael Fernández de Castro y Mir Berlanga, y los actuales Moga Romero, Bravo Nieto, Blasco López, y tantos otros que la tratan con tanto esmero y cuidado como si fueran hojas marchitas para que no se deshojen al menor contacto. Todo esto lo podemos hallar en los libros y revistas que existen sobre Melilla, y ahora que tenemos una biblioteca climatizada donde se está a gusto y con agua para beber (eso espero), también fresquita solicitada por el grupo de poetas de este periódico, se pueden consultar los libros de estos prestigiosos autores.
Mi romanticismo, llamémosle amor hacia nuestra ciudad y a todo lo que le rodea, me hace ser un pelín más crítico que muchos residentes en la ciudad. Pienso que será por la lejanía desde esta orilla malagueña que la observo con diferente matiz. También porque aun no se me ha caído el “pelo de la dehesa”, que lo llevo con el orgullo de hijo bien nacido de la Ciudad. El caso es que se me revuelven las entretelas cada vez que oigo palabras de entreguismo, que no-devolución, que quede claro, sean del calibre y la medida que las pronuncien, en este caso han sido las del ministro marroquí Dris Yetú: “Suscitaremos de nuevo la cuestión de Ceuta y Melilla, pero sin agresividad”. Yo creo que lo que suscitan en nosotros las autoridades marroquíes, cada vez que hacen estas reclamaciones, es antipatía y repulsa; yo al menos así me siento: jodido. Y ahora y poniéndonos serios, qué le vamos a decir desde el fondo de nuestras almas a todos los que están enterrados en La Purísima; los que reposan bajo las viejas lápidas llenas de heroísmo en defensa de la ciudad que hoy disfrutamos. Luis de Sotomayor, cae muerto en marzo de 1632; Carlos Ramírez de rellano cae muerto por decapitación en julio de 1646; Francisco López Moreno cae muerto en octubre de 1687; Alonso de Guevara y Vasconcello cae muerto en la Plaza en marzo de 1732; en julio de 1779 el Teniente Miguel Zazo cae en una emboscada en la playa de San Lorenzo. Como habrán observado los nombres de todos estos héroes están rotulados en las calles de la ciudad, siendo solo una muestra de todos los que cayeron junto a ellos. Y aunque parezca una arenga para algunos, que me importa un cigoto, yo le llamaría una pequeña argumentación histórica, y porqué no patriótica, si de lo que estamos hablando es de nuestros héroes. Para saber y comprender varios de los Tratados (con mayúsculas) que España ha tenido a lo largo de la Historia con Marruecos les recomiendo, entre otros, la lectura de “Datos para la Historia 1497-1907” de Gabriel de Morales, y todos los que escribió Mir Berlanga. En la carta que el General O´Donnell envió a nuestro Ministro de Estado Interino después de la rendición en Wad Ras el 25 de marzo de 1860 de Muley Abbas; después del preámbulo, entre otras cosas le comunica: “..... En la conferencia fueron sucesivamente aceptadas todas las condiciones. La insistencia con que pedía la paz, su elevada condición de Califa y la dignidad con que soporta su desgraciada suerte me movieron a rebajar a 20 millones de duros de indemnización; no me pareció generoso para mi Patria humillar a su enemigo, que si se reconoce vencido dista mucho de ser despreciable......” . Fíjense el rasgo de nobleza que tuvo don Leopoldo O´Donnell y Jorris; pues así desde que somos vecinos, o sea, toda la vida. Pues eso, que el señor Yetú se repase este Tratado de nueve artículos y también el Acta de Demarcación de las dos ciudades que se firmó en Tánger el 26 de junio de 1862.
Reciban un saludo.
Juan J. Aranda
Málaga 5 de agosto de 2004
0 Comments:
Publicar un comentario
<< Home