viernes, enero 06, 2006

Poemas Julio 2004



EL RICACHÓN Y SU HIJO, PIANISTA


Un nuevo rico sobrado de dinero,
quiso hacer de su hijo un pianista
y al fin de convertirle en un artista,
le dejó recorrer el mundo entero.

Tras pasar unos años de estudiante
con grandes concertistas del momento,
el padre organizó un glorioso evento
con su hijo como estrella rutilante.

Mientras interpretaba su concierto
el padre, preguntóle a un entendido:
“¿Qué tal la ejecución? ¿no es un acierto?

Y el otro repondióle constreñido:
“No hay que llegar a tanto, francamente;
con darle una paliza es suficiente”.

                    



Ricardo Redoli
                                             (amigo de Juan J. Aranda)


















DOS VIEJOS QUE RECUERDAN VIEJOS TIEMPOS

Dos viejos que comparten residencia,
deciden recordar tiempos pasados:
aquellos en que, jóvenes soldados,
hicieron en la mili una vivencia.

“¿Recuerdas el menú de cada día?:
garbanzos como piedras y tocino,
mucha agüita de grifo y poco vino
y membrillo de postre -cuando había- ?

“Claro que lo recuerdo, y con agrado”,
le dice su colega jubilado.
“¿ Y tú ?, ¿recuerdas el bromuro infecto

que le echaban al agua de beber
para evitar las ganas de joder....?
Pues ahora me está surtiendo efecto.”



                    
Ricardo Redoli
                                             (amigo de Juan J. Aranda)









EL QUE CASÓ CON MOZA RECATADA
Harto de francachelas y jolgorio,
un experto ligón buscó consejo
en boca de un amigo, que por viejo,
le dio la solución en el casorio.

Quiso llevar a cabo el mal tenorio,
el plan que le cruzaba el entrecejo:
Hallar una doncella con “pellejo”
(concepto que no explico por notorio).

Buscóse un sacerdote renombrado
y prometióle un buen montón de pelas
a cambio de una moza recatada.

No le fue muy difícil al prelado
-conocedor de santos y velas-,
hallarle la consorte deseada.

Celebróse una boda muy pomposa,
y el novio regaló lo prometido.
Más la noche de bodas, aturdido
quedó ante la “pericia” de la esposa.

Y en cuanto amaneció, salió a la busca
del cura y le soltó el pleito siguiente:
“Yo, padre, deseaba una inocente
y usted me encasquetó una pelandusca.”
“No, hijo, yo te pedí lo que pedías
-dijo el cura, orgulloso desu hacer-.
Me hablaste de la moza deseada

y quise interpretar que tú sabías
que hay tres clases de mozas, a saber:
No catada, catada y re-catada.”

                         Ricardo Redoli
                    (amigo de Juan J. Aranda)



EL QUE QUISO PELARSE A LO MODERNO
     
Un individuo de pelo discrepante,
con ojos de lechuza y rostro turbio,
llegó a una barberia de suburbio
y comandó un servicio extravagante:

“Dame un buen trasquilón por el cogote,
sácame cuatro rayas muy finillas,
córtame desiguales las patillas;
y arráncame, después, medio bigote.

Cógeme tres flequillos por la frente
y méteme la máquina a destajo
dejándome un penacho de plumero”.

Y previene el barbero a su cliente:
“Ese estilo, señor, no lo trabajo”.
Y dice el figurín al peluquero:

“¿Y, como te apañaste el mes pasado
que me dejaste el pelo en ese estado?”.



                    Ricardo Redoli
                         ( amigo de Juan J. Aranda)