La Compañía de Mar de Melilla 15/05/2004
LA COMPAÑÍA DE MAR DE MELILLA
De los muchos amigos que me honran con su confianza, y perdonen que no los nombre a todos porque ocuparían bastante espacio, tengo a Antonio Aznar. Este hombre cada vez que cruza el “Charco” me viene con un obsequio referente a nuestra ciudad. Esta vez es la Historia de la Compañía de Mar, publicada en un periódico local en once capítulos y perfectamente encuadernada. Está escrita en 1997 por el entonces Teniente Jefe de la Compañía de Mar, don Francisco Correa.
La Compañía de Mar desde que en 1497 se la tituló con el nombre: “Los Cuarenta Hombres de Mar” . El 10 de noviembre de 1745 fueron “Pelotones de Mar de las Plazas de África”. El 31 de enero de 1885 se refundieron los pelotones y se le llamó “Compañía Marítima de Melilla”. Por Real Orden de 19 de junio de 1899 pasa a denominarse “Compañía de Mar de Melilla”: El 28 de diciembre de 1927 se creó la “Compañía de Mar del Rif”, estando su Plana Mayor en Villa Sanjurjo, actual Alhucemas. El 26 de diciembre de 1932, con el Gobierno de la II República se reorganiza el Ejército de África y se disuelve la Compañía de Mar del Rif refundiéndose con la Compañía de Mar de Melilla. El 10 de junio de 1936, la Compañía cambia de emplazamiento a la ciudad de Villa Sanjurjo. Un mes más tarde, el 10 de julio del mismo año regresa definitivamente a Melilla. En 1987 se integra en la AALOG con la denominación: “Unidad Terminal de transporte IX/24”. En 1989 pasa a ser la “Compañía de Mar y Terminal X/24”. En mayo de 1992 es “Compañía de Mar y Terminal 1/IX/24”.
Todo lo que han leído es copiado literalmente de lo que dice Correa Vela, al que imagino que en la actualidad lucirá en sus hombreras algún grado más. Creo, y si me equivoco que él mismo me rectifique, que su abuelo y su padre ostentaron los grados de Capitanes de la Compañía de Mar, o sea, que es la tradición de una familia de melillenses. Me dice un amigo que hasta el día de hoy la Compañía de Mar pertenece a la ULOG24 (Unidad Logística 24).
Yo, que soy muy preguntón en todo lo referente a nuestra Historia, me cuestiono cómo quedará en el futuro nuestra entrañable Compañía de Mar. Es solo puro y simple romanticismo de recuerdos de cuando se la veía desfilar por la Avenida, pareciendo una gota de limpia leche, en medio de tanto color kaki. En Rostro Gordo, al final de la instrucción, siempre desfilaban en segundo orden de parada, después del Cuartel de Plaza. Corrían los años 1965-1966. Yo, que pertenecía a la Agrupación de Sanidad, podía observarlos desde frente de la tribuna del Comandante General esperando el turno de desfile de nuestra Agrupación, que siempre éramos los últimos y los que portábamos el mosquetón como si fuese una escoba; eso era cada jueves a las doce de la mañana. Como saben los de mi “quinta” la Agrupación de Sanidad Militar, era la que se dedicaba a la desinfección de muchos acuartelamientos, fuertes y fortines de Melilla, siendo el de la Compañía de Mar uno de ellos. Recuerdo un poema escrito en aquéllos “gloriosos” años de juventud que desempolvé hace unos meses y que este periódico publicó. Aquél soldado me dijo que se llamaba Benigno y era natural de Potes, Santander. Al pobre acababan de entregarle la ropa que más bien parecía servir a uno con varias tallas más grande, sintiéndose muy triste; pero él no sentía tristeza por el ropaje de gigante que le dieron; me dijo que era la morriña por su Potes natal, también por la belleza del Desfiladero de la Hermida, y tantas vivencias montañesas: “En las escaleras de la Marina/ centenarios torreones al sol. /Un soldado recluta hace guardia; / verdad que triste se encuentra / dentro de su torpe aliño indumentario. / Siente hambre de madre y / sed de su lejana montañosa tierra /. Es de Potes y su nombre es Benigno /”.
A la banda de los Flechas Marinos mucha gente la recordará de cuando desfilaba por las calles de Melilla. Años más tarde era otra banda de chaveas, de la que formé parte como muchos melillenses, que hoy somos de la zurda (no me gusta decir siniestra), y otros de la diestra mano política, y que peinamos canas, por supuesto. Éramos la del Frente de Juventudes, cuyo maestro y director don Julio Moreno la que tomó el relevo en los locales de la calle Medina Sidonia (actual Francisco de Miranda) en el Mantelete.
Sirva este humilde artículo de homenaje en el recuerdo de todos los que han prestado sus servicios en nuestra entrañable y memorable Compañía de Mar durante más de cinco siglos.
Juan J. Aranda
Málaga 15 de mayo de 2004
De los muchos amigos que me honran con su confianza, y perdonen que no los nombre a todos porque ocuparían bastante espacio, tengo a Antonio Aznar. Este hombre cada vez que cruza el “Charco” me viene con un obsequio referente a nuestra ciudad. Esta vez es la Historia de la Compañía de Mar, publicada en un periódico local en once capítulos y perfectamente encuadernada. Está escrita en 1997 por el entonces Teniente Jefe de la Compañía de Mar, don Francisco Correa.
La Compañía de Mar desde que en 1497 se la tituló con el nombre: “Los Cuarenta Hombres de Mar” . El 10 de noviembre de 1745 fueron “Pelotones de Mar de las Plazas de África”. El 31 de enero de 1885 se refundieron los pelotones y se le llamó “Compañía Marítima de Melilla”. Por Real Orden de 19 de junio de 1899 pasa a denominarse “Compañía de Mar de Melilla”: El 28 de diciembre de 1927 se creó la “Compañía de Mar del Rif”, estando su Plana Mayor en Villa Sanjurjo, actual Alhucemas. El 26 de diciembre de 1932, con el Gobierno de la II República se reorganiza el Ejército de África y se disuelve la Compañía de Mar del Rif refundiéndose con la Compañía de Mar de Melilla. El 10 de junio de 1936, la Compañía cambia de emplazamiento a la ciudad de Villa Sanjurjo. Un mes más tarde, el 10 de julio del mismo año regresa definitivamente a Melilla. En 1987 se integra en la AALOG con la denominación: “Unidad Terminal de transporte IX/24”. En 1989 pasa a ser la “Compañía de Mar y Terminal X/24”. En mayo de 1992 es “Compañía de Mar y Terminal 1/IX/24”.
Todo lo que han leído es copiado literalmente de lo que dice Correa Vela, al que imagino que en la actualidad lucirá en sus hombreras algún grado más. Creo, y si me equivoco que él mismo me rectifique, que su abuelo y su padre ostentaron los grados de Capitanes de la Compañía de Mar, o sea, que es la tradición de una familia de melillenses. Me dice un amigo que hasta el día de hoy la Compañía de Mar pertenece a la ULOG24 (Unidad Logística 24).
Yo, que soy muy preguntón en todo lo referente a nuestra Historia, me cuestiono cómo quedará en el futuro nuestra entrañable Compañía de Mar. Es solo puro y simple romanticismo de recuerdos de cuando se la veía desfilar por la Avenida, pareciendo una gota de limpia leche, en medio de tanto color kaki. En Rostro Gordo, al final de la instrucción, siempre desfilaban en segundo orden de parada, después del Cuartel de Plaza. Corrían los años 1965-1966. Yo, que pertenecía a la Agrupación de Sanidad, podía observarlos desde frente de la tribuna del Comandante General esperando el turno de desfile de nuestra Agrupación, que siempre éramos los últimos y los que portábamos el mosquetón como si fuese una escoba; eso era cada jueves a las doce de la mañana. Como saben los de mi “quinta” la Agrupación de Sanidad Militar, era la que se dedicaba a la desinfección de muchos acuartelamientos, fuertes y fortines de Melilla, siendo el de la Compañía de Mar uno de ellos. Recuerdo un poema escrito en aquéllos “gloriosos” años de juventud que desempolvé hace unos meses y que este periódico publicó. Aquél soldado me dijo que se llamaba Benigno y era natural de Potes, Santander. Al pobre acababan de entregarle la ropa que más bien parecía servir a uno con varias tallas más grande, sintiéndose muy triste; pero él no sentía tristeza por el ropaje de gigante que le dieron; me dijo que era la morriña por su Potes natal, también por la belleza del Desfiladero de la Hermida, y tantas vivencias montañesas: “En las escaleras de la Marina/ centenarios torreones al sol. /Un soldado recluta hace guardia; / verdad que triste se encuentra / dentro de su torpe aliño indumentario. / Siente hambre de madre y / sed de su lejana montañosa tierra /. Es de Potes y su nombre es Benigno /”.
A la banda de los Flechas Marinos mucha gente la recordará de cuando desfilaba por las calles de Melilla. Años más tarde era otra banda de chaveas, de la que formé parte como muchos melillenses, que hoy somos de la zurda (no me gusta decir siniestra), y otros de la diestra mano política, y que peinamos canas, por supuesto. Éramos la del Frente de Juventudes, cuyo maestro y director don Julio Moreno la que tomó el relevo en los locales de la calle Medina Sidonia (actual Francisco de Miranda) en el Mantelete.
Sirva este humilde artículo de homenaje en el recuerdo de todos los que han prestado sus servicios en nuestra entrañable y memorable Compañía de Mar durante más de cinco siglos.
Juan J. Aranda
Málaga 15 de mayo de 2004
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