viernes, enero 06, 2006

Poemas Junio 2004

         Poemas junio 2004



    

EL QUE ACERTABA EL MENÚ CADA DÍA

Frecuentaba una venta cada día
un tipo, que a la hora de almorzar,
con sólo su cubierto olfatear
acertaba el menú que se ofrecía.

Oliendo la cuchara, se expresaba:
“Sopa de picadillo de primero,
y sopa de tomate al modo arriero.”
Y oliendo el tenedor manifestaba:

“Chuleta o costilla de ternera
con pimientos morrones para asar,
y tostón segoviano al acueducto...”

Y, así, lo adivinaba a la primera.
se dijo que su acierto era producto
de algún truco de magia o del azar.

Y adivinaba el postre y la bebida,
por lo que fue famoso y con razón.
Al dueño le aburrió la situación
y preparó una trampa bien urdida:

Le pidió a su mujer que se pasara
un cubierto completo por tal parte
y luego lo pusiera con gran arte,
al cliente en la mesa que ocupara.

Y así lo hizo.  Y acudió el asiduo
que empezó, como siempre, a olisquear,
mas en su olfato no encontró residuo

de condumio ni nada que yantar.
Al cabo, preguntó con gesto raro:
“¿Desde cuándo trabaja aquí la Charo?.”


Ricardo Redoli
(amigo de Juan J. Aranda)









AL QUE MORDIÓ UNA SERPIENTE VENENOSA

Dos amigos buscando la aventura
viajaron hasta el África Central,
y se hicieron del preciso material
y fueron de safari a la espesura.

Uno de ellos sufrió la picadura
de una terrible víbora coral
en la parte más noble y personal,
por ello, con razón, sufre y se apura.

“No temas -le consuela el compañero-;
este libro que traigo en el macuto
nos dará la respuesta en un minuto.”

El amigo se estudia el libro entero
y encuentra una sorpresa sorprendente:
“Succionar sobre el miembro fuertemente.”

“¿Qué dice? – le pregunta el pobre herido.”
Y el otro le contesta convencido:
“Que te vas a morir rápidamente.”



Ricardo Redoli
(amigo de Juan J. Aranda)









Aquél verano Melilla lloraba
junto al horizonte donde el sol ardía.
El cielo añil de Annual, triste penaba.
El Desastre y la maldita matanza
de españoles fue tragedia.
Al atardecer con suave brisa
Lleno de  cadáveres héroes.
Cómo sonreía cruel
la de la guadaña.




Poema escrito a raíz de leer “El Desastre de Annual” de Fernández de la Reguera y Susana March
                                        Málaga diciembre de 1969








El amor,
acordeón por un ángel tocado
nunca a nadie impide
seguir sus sueños,
aunque sus lágrimas, a veces,
hacen a nuestras almas penar,
pero siempre perdona,
lava y perfuma
un agradecido corazón.




Este poema dormía entre papeles viejos de color sepia desde hace más de tres décadas








La soledad y el silencio,
padres de profundos pensamientos.
Reflexión sobre absurdas
y crueles guerras inútiles,
donde  siempre el pobre pierde
aunque gane su nación,
pero el rico,
¡ay, pobre rico!,
aunque su nación
con la sangre de sus hijos pierda,
él,
Siempre gana.
¿¡A que sí!?.



En recuerdo de la guerra de Iraq, tan cruel y maldita como todas ellas.