miércoles, enero 04, 2006

Antiguos pregones y pregoneros 10/01/2004

DE ANTIGUOS PREGONES Y ACTUALES PREGONEROS

     “LLevo el torillo y la vieja, / el obispo y el soldado”.  Esto es lo que pregonaban los pescaderos ambulantes por las calles de Málaga hace años, y Salvador Rueda lo inmortalizó como otro pregón a las sardinas: “Con sus túnicas divinas, / que la luz besa temblando, / llevo vivas y saltando / las relucientes sardinas”.   Yo tengo la suerte de poseer el Gran Diccionario Popular de Málaga y Provincia, de Sánchez Verdú y Martínez Torres (2 tomos) que es de donde saco estas perlas.  En él se pueden leer coplas populares, chascarrillos y las definiciones de muchas palabras que el pueblo malagueño, tanto de la capital como de la provincia, ha ido cambiando en el transcurso de los años.  Por ejemplo: Zanguayo, que quiere decir del hombre alto, desvaído, ocioso y que se hace el simple (tontorrón).   La gente de Málaga le cambió la Z por la Y y le llaman: Zanguazo; y existe un poema jocoso de José Carlos de Luna refiriéndose a una muchacha que pretendía casarse con un joven cuyo padre era un roñoso y un huevón –otra palabra del mismo diccionario-  diciéndole: “ Le di coba / al zanguazo de tu padre, / que los hombros encogía / porque en la casa a esportones / el dinero le metías”.  
     Algunas personas de Melilla que acudían al antiguo mercado de la calle Margallo recordarán muchos nombres de pescados expuestos en las lonjas para su venta.  En las calles de mi barrio: Duque de la Torre, Castellón de la Plana, Cánovas, Echegaray, Sagasta, etc., solía pregonar el pescado con esos mismos nombres un señor con la voz de barítono fumador.  A todas las mujeres les llamaba niñas, ya fueran jóvenes o ancianas; a él le daba igual.  Lo que sí recuerdo son los nombres de los pescados que llevaba en los cubos o cenachos colgando de sus brazos.  El Obispo partido en trozos s -algunos llegan a medir dos metros-; pez llamado así porque tiene el hocico plano que visto de perfil tiene forma de mitra.  El Torillo, que no tiene escamas y vive en sitios pedregosos.   La Vieja, que según los expertos es un pez que vive pegado a los muelles y suele tener sabor a gasoil.  El Soldado, una especie de lenguado peludo que está riquísimo, y  no sé por qué se le llama Soldado, en vez de Aplastado.  
     También estaban los que rifaban muñecas y juegos de cama por las casas y patios de vecinos convinándolos con los números de la lotería de Caridad.  Juan, llamado cruelmente “La Meona”, porque se meaba por los calzones abajo, fallecido en Málaga, vendiendo “cañadú a gorda el cacho” -diez céntimos de peseta-.  El de los helados tirando del carro entoldado.  Los diteros o cobradores que  te ponían unos intereses (ganancias) draconianos y lo pagabas tarde, mal, y a veces nunca.  El “Ropavieja” que lo mismo te cambiaba un vaso de duralex por un pantalón usado.  Hasta había gente que vendía asperón para la limpieza de las sartenes.
     Yo no entiendo en la actualidad a muchas personas pregoneras (decir una cosa para que lo sepan todos) que intentan descalificar al PSOE y a sus militantes refiriéndose a las connotaciones del aparato reproductor masculino llamando “Casa del Capullo” a dicho partido cuando su símbolo solo es un puño y una rosa.  “Personajillo gris”, dice la comunicante M.N.V.V. (Este periódico 04/02/04), a los que escriben (si es que lo hacen) las declaraciones de la señora Sarompas.   “Los muchos que pululan por la Casa del Capullo”.   Quiero entender que esta señora se referirá a la acepción de la palabra pulular que dice algo así: Abunda y se mueve en algún sitio personas, animales o cosas.   No creo que quiera decir: Aparecer en un sitio con rapidez y abundancia bichos, tales como gusanos o insectos.  La primera acepción es más guay.  Lo que no es tan guay es llamar a la señora Sarompas: “¿Se puede ser más boba?”.  Debe reconocer que no está bien descalificar a nadie llamándole boba.  Pienso que unas botas futboleras no cuestan más que todo un juego de palos de golf (son más de dos).   Menuda polvareda más absurda por un campo lleno de boquetes.  Si en Melilla, con un perímetro de 1.233 Ha., 86 a. y 63 ca., se puede construir, aunque sea encajonándolo con un calzador en los terrenos libres de la Ciudad, un Links o campo de golf -18 agujeros- digamos ¡albricias!,  y a celebrarlo todos, pero siempre habrá alguna persona desinformada que viva en los barrios altos que no entienda o no sepa que se riegue el campo de golf con agua residual tratada y ella reciba para su uso doméstico solamente varias horas al día.  Sin entrar en polémicas y para suavizar el tema, pregunto: ¿Porqué no se construyen bibliotecas?. Si señora, son esos salones silenciosos donde no se oye ni una mosca; donde la gente intercambia libros, hablan muy piano (flojillo).  Lo digo en plural porque debieran ser una en cada barrio.  Y si no hay dinero para ello, pues que lo busque quien debe hacerlo.   Lectura, estudio, literatura, el conjunto de valores compartidos en una sociedad, avanzar siempre mediante la palabra y la Ilustración, con mayúscula. Y las personas que deseen jugar al golf que lo hagan en las ciudades donde puedan hacerlo.  Es mi humilde opinión.  Claro que eso conllevaría el desplazamiento a la Península y pagar un pastón en cualquier hotel, o transitar  “300 kilómetros por esas carreteras del diablo, con esos conductores alienígenas en unos vehículos arcanos camino de Oujda”.  Otra palabra, alienígena, que también debió omitir por decirla con un ramalazo peyorativo.  Y si me lo permite, con todos mis respetos, donde dice arcano, que es algo misterioso y secreto, debió escribir arcaico, algo antiguo y obsoletolo, que es lo que usted quiso decir, ¿verdad?; no tiene importancia.  Señora M.N.V.V. si alguien le comenta que hace varias décadas se oía en Melilla un rumor que se refería a la queja de unos señores de la mala racha que se respiraba en el comercio de la ciudad, queja que recibió el Comandante General, éste les contestó, creo muy a su pesar, que cada día salían barcos desde el puerto y aviones de la cercana Tauima en dirección a la Península.  Usted a esto no haga ni caso, cada uno reside donde le da la gana.  

     Reciba un cordial saludo.

                                   Juan J. Aranda
                                   Málaga 10 de enero de 2004